Los mercadillos también se suben, a su manera, al carro del Blas Fridai y lo hacen como mejor saben: con una oferta imbatible de marcas truchas ¿Quién no ha estrenado orgulloso unas flamantes zapatillas marca Nikel hasta que el listillo de la clase se dado cuenta y te has convertido en el hazmerreír del patio?
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