Los niños que están aprendiendo a leer lo hacen ante adultos, que pueden juzgarlos o corregirlos, lo que les somete a una presión extra que hace que no se disfrute igual de la lectura. Un perro es el oyente ideal para desarrollar la confianza en sí mismos y encontrar la motivación necesaria: es una audiencia fiel y amorosa, tranquilizadora y acrítica, a la que no le importará que se comentan errores, que no hará interrupciones ni comentarios en ningún momento. Incluso podrá atreverse a experimentar con distintas entonaciones y voces.
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