Todo empezó como un juego. Un amigo nos contó que su novia le había pillado masturbándose. Estaba consternado. Pero nosotros no podíamos aguantarnos la risa. Su relato me recordó a una escena de Seinfeld. Entonces les propuse que hiciésemos lo mismo que hacen los personajes de la serie en ese capítulo: una apuesta para ver quién aguantaba más sin hacerse una paja. Pagaríamos 25 euros cada uno y el que más aguantase se llevaría todo el dinero.
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