Con la muerte de Carlos Ruiz Zafón recordé que los libros, al igual que sucede con las personas, tienen que aparecer en tu vida en el momento justo. Que muchas veces las expectativas juegan una mala pasada, que algunas personas se quedan en una portada bonita, que en otros libros, en cambio, cuesta entrar y no llaman tanto la atención, pero una vez dentro merece la pena el intento y la paciencia. Recordé también que algunos libros son divertidos para pasar el rato sin más pretensiones y otros, más pretenciosos, te aburren a la mitad
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