Todos conocemos el semen. El esperma. La semilla. En definitiva, ese líquido blanquecino y pegajoso que brota durante la eyaculación masculina. Una autopista de espermatozoides que entre codazos y zancadillas intentan fecundar vaginas, ojos, culos, caras, bocas. En mi imaginación toman la forma de una multitud de señoras mayores rabiosas durante las rebajas. En realidad esta quería ser una mera introducción para el desconocido protagonista de nuestra historia: el squirting. Muchos lo toman por una invención pornográfica...
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