Se suponía que iba a ser un paseo tranquilo atado con seguridad al planeador mientras el piloto experto conducía el aparato montaña abajo. Pero poco después del despegue, la pareja se dio cuenta de que el arnés de Gursk3 no estaba conectado al planeador, por lo que tuvo que pasar dos minutos y 14 segundos aferrándose desesperadamente mientras el piloto intentaba encontrar un lugar seguro para realizar un aterrizaje de emergencia.
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