“El viento arrastra lúgubres rugidos, se perderán dividendos al alba”, declaró el ejecutivo anoche al oír aullar desesperadamente a los becarios varias plantas por debajo de su despacho. “Amanecerá un Excel al que no se le conocerá el fin”, dijo completamente fuera de sí y con los ojos en blanco según han explicado varios testigos.
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