Una mano que parece fofa, un señor feo que pasaba por detrás, una mueca rara, un rayo de sol que parece proyectar calvicie sobre nuestro cabello, un espejo que nos corta el cuello en dos, una postura ridícula, que a nosotros nos parece perfecta, pero que en realidad no lo es... De todo ello sólo llegamos a darnos cuenta cuando ya es demasiado tarde y el terror se ha propagado por toda la red. El Gran Hermano existe, sí, pero somos nosotros mismos los que decidimos nuestra suerte , rompemos nuestra intimidad y nos mostramos al mundo.
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