A las 17:52 horas de la tarde de ayer, la democracia española estaba en serio peligro porque un anciano se manifestaba impune y pacíficamente. Por suerte, un agente antidisturbios consiguió salvarla en el último momento con una serie de porrazos y empujones. “En el momento en el que mi porra alcanzó su cuerpo, supe que en España seguía habiendo democracia”, se sincera el agente, que no ha querido revelar su identidad “porque no quiero que esto vaya sobre mí, es una victoria del Estado de Derecho”.
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