En agosto de 1995 un hombre llamado Foutanga Babani Sissoko entró a la oficina central del Banco Islámico de Dubái (DIB), en la capital del emirato con el mismo nombre, y solicitó un préstamo para comprar un auto. El gerente, Mohammed Ayoub, aceptó y Sissoko lo invitó a cenar a su casa. Durante la cena, Sissoko sorprendió al gerente del banco asegurándole que tenía poderes mágicos y que con ellos podía duplicar cualquier suma de dinero. El gerente del banco cayó en el engaño. Le estafaron 242 millones.
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