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Virus ancestrales integrados en el ADN humano resucitan y promueven el envejecimiento

Leer es pasar la vista por un escrito identificando las palabras. Descifrar implica ir más allá. Por ejemplo, el inicio de Don Quijote, “En un lugar de La Mancha…”, esconde más información de lo que parece. Un filólogo sabrá que el topónimo La Mancha probablemente procede del árabe mányà, “alta planicie”. La frase “en un lugar de La Mancha” ya sitúa al lector en una inmensa llanura que en algún momento fue conquistada por los árabes. Lo mismo ocurre con el genoma humano. Cada célula, ya sea una muscular del corazón o una neurona del cerebro, ti

| etiquetas: virus , adn , envejecimiento
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