De las primeras cosas que hizo Pablo Casado nada más llegar al poder en Génova fue preparar el 'finiquito' de Pedro Arriola. Para Casado, Arriola, el cerebro demoscópico de Aznar y Rajoy, olía a naftalina. Estaba cantado que se acababan sus días en el partido, pero a él le hubiera gustado irse a lo grande. Pues a su mujer, la díscola Celia Villalobos, le ha pasado casi lo mismo: se va de la política por la puerta trasera tras 35 años en la pomada del partido. Este ya no era su tiempo.
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