A muchos de nosotros nos gusta lo que sentimos cuando nos sentamos a ver una buena película. Si es triste puede ayudarnos a liberar emociones, mientras que una comedia puede levantarnos el ánimo. Incluso pueden ofrecernos la oportunidad de conectar con nuestras emociones y explorarlas de forma segura. Este efecto justifica que cada vez haya más interés en utilizar las películas como herramienta terapéutica.
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