Y es que, donde hay quien ve una mejora en las telecomunicaciones y prima el interés general, ellos ven un “ peligro constante para la salud”. Ese es el principal argumento que los vecinos usan para justificar su negativa a que la torre de telecomunicaciones 5G, que de momento solo tiene una estructura de 40 metros, empiece a cumplir su función. La torre en cuestión se encuentra en el interior de una propiedad privada. Un vecino de la calle ha “arrendado –según los vecinos- una parte de su parcela para la colocación de esta infraestructura”.
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