Una serie de leyes "anti-extremismo" anunciadas por Theresa May, y que podrían ser usadas para ilegalizar organizaciones a las que se acusase de "hate speech", a pesar de que no hubieron infrigido ley alguna, podrían ser aprobadas en el Reino Unido. El objetivo podría ser la ilegalización del UKIP, el partido que ha desbancado de la primera posición a conservadores y laboristas, los tradicionales partidos británicos.
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