En la mañana del martes, a los ciudadanos de Lugansk, en el este de Ucrania, se les presentó una escena familiar. Primero, los vehículos blindados llegaron. Más tarde llegaron soldados con uniformes no identificados, con rifles automáticos y cascos de radio. Luego, las calles y plazas centrales fueron cerradas. Las transmisiones de TV y radio fueron retiradas. Inicialmente, los hombres de verde no dirían para quién estaban trabajando. A la hora del almuerzo, el Ministerio del Interior local tuvo una respuesta. Era un ejercicio de entrenamiento.
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