En 1991, Shaka Senghor le disparó a un hombre y lo mató. Era, nos cuenta, "un joven traficante de drogas con muy mal carácter y una pistola semiautomática". El que lo hayan encerrado por asesinato en segundo grado bien podría haber marcado el final de la historia. Pero no. Fue el comienzo de un viaje de años hacia la redención, un viaje que nos deja lecciones de humildad a todos.
|
etiquetas: violencia , asesinato , cárcel , rehabilitación , reinserción , ted