Si un hombre roba tres veces un cajero automático es más que probable que se le meta en prisión preventiva un par de meses para disuadirlo, proteger los derechos reiteradamente vulnerados y evitar la alarma social que está causando. Pero si un hombre amenaza de muerte reiteradamente, insulta, persigue, acosa a su expareja parece que no hay alarma social, ni necesidad de disuadirlo de nada, ni de proteger a la víctima. Tal vez si se aplicara más la prisión preventiva en esta materia, los maltratadores se lo pensarían dos veces .
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