Cuando el miedo azota, los inversores suelen buscar refugio en el oro, el dólar o el yen a la par que huyen de activos en divisas menos estables como la lira turca o el real brasileño. Esto genera una brusca depreciación del tipo de cambio de estos países, que a su vez retroalimenta las salidas de capital, reduciendo las reservas de divisas de estos países. ¿Qué pueden hacer estos países?
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