Tras el idilio vivido con sindicatos y trabajadores públicos a partir del referéndum del 1-O y la aplicación del 155, que convirtieron al Govern en una víctima intocable a ojos de buena parte del sector público catalán, el Govern afronta ahora las consecuencias de dos años de bloqueo gubernamental. Los últimos presupuestos que aprobó la Generalitat fueron los de 2017, acordados in extremis con la CUP a finales de 2016. Y con esas cuentas entrará el Govern Torra en 2019. Es el mejor ejemplo de la inactividad gubernamental .
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