Desde los veinte años hasta que ya no pudo sostener la pluma, fue anotando casi cada día experiencias y reflexiones privadas, como una forma de preservar detalles que observaba. No es un libro para leer de corrido, sino para tener en casa y volver sobre él una y otra vez, como compendio de sabiduría y antídoto contra el consumismo injustificado de la sociedad moderna. Al leerlo entendemos por qué el nombre de Thoreau se alza alto como un faro y por qué sus palabras han saltado la barrera del tiempo, haciendo de él un clásico norteamericano.
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