Al parecer, el grupito de enfermeras se había quedado fascinadas por el tamaño del pene de un paciente que estaba incapacitado en el hospital, e iban a admirarlo en cuanto tenían ocasión. Tanto era así, que después de que el hombre hubiera fallecido, llegaron a ir a la morgue a abrir la bolsa del cadáver para poder volver a echarle un ojo.
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