Cuentan que el alcalde de Marinaleda salió hecho un basilisco de la última comisión de la cooperativa Humar. Quería que la cooperativa contratara a un buen puñado de vecinos para la siguiente campaña agrícola y le dijeron que no, que no hay trabajo para tantas manos. Juan Manuel Sánchez Gordillo insistió, se le volvió a decir que no y se marchó furioso. En sus 27 años de existencia, Humar siempre había canalizado las necesidades de empleo de Marinaleda.
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