El líder azul no da la talla, porque tampoco vemos ninguna similitud entre su estrategia y la de la oposición de otros países de Europa, del Reino Unido a Portugal y de Italia a Francia, donde no se ha producido el ataque feroz que vemos aquí y la campaña de envenenamiento colectivo que llevan a cabo él y sus cada vez menos compañeros de viaje. Claro que ellos no tienen un Abascal pegado a su sombra como una tira de velcro a otra.
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