Cuando a Curro Rueda, vicepresidente de DEV, la patronal de videojuegos española, se le pregunta por la ética de las loot boxes elude las comparaciones con máquinas tragaperras y trae a colación otros juegos del pasado. «La similitud más bien la buscaría con las colecciones de cromos de toda la vida, las de Panini, donde se compran sobres y esperas que te toque Messi, o los Phoskitos, donde compras un pastelito y te toca un juguete sorpresa, o el Happy Meal de McDonald’s, donde te toca un muñeco sorpresa de la colección en promoción»
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