La promoción sistemática de la supremacía de un grupo de personas sobre otro es profundamente inmoral y debe terminar. No se puede vivir un solo día en Israel-Palestina sin la sensación de que este lugar está siendo diseñado constantemente para privilegiar a un pueblo, y solo a un pueblo: el pueblo judío. Sin embargo, la mitad de los que viven entre el río Jordán y el mar Mediterráneo son palestinos.
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