El metal le causó fatiga crónica pero el Ministerio rechaza indemnizarle y el Consejo de Estado lo avala. La pesadilla de este hombre comenzó en 2005 cuando una analítica le confirmaba los altos índices de mercurio en su cuerpo hasta ser considerados tóxicos. La razón: la supuesta intoxicación debida a la colocación de amalgamas dentales entre 1985 y 1992. Desde entonces ha tenido una batalla para conseguir que le indemnizaran por los daños causados. El Ministerio de Sanidad le rechazó su pretensión y ahora, el Consejo de Estado, en un dictamen
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