El denunciado centralismo y la falta de músculo regional está pasando factura. En las últimas semanas, Vox se ha roto en Badajoz, en Alicante o en Ronda. Además, casi la mitad de los 500 concejales que tomaron su acta en las elecciones de 2019 se han marchado o han sido expulsados. Una fluida hemorragia que transforma a Vox en un “gigante con pies de barro”.
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