Si no se presentan adecuadamente, los fractales pueden parecer objetos totalmente artificiales, que no emergen de manera natural al hacerse preguntas matemáticas intuitivas. El triángulo de Sierpiński es el antídoto perfecto contra esta conclusión, debido la simplicidad con la que se representa, sus profundas propiedades y su (cuasi)omnipresencia. Por ello, es la figura idónea para introducirnos en el psicodélico mundo fractal. Además, sería la forma ideal para uno de esos anuncios que preguntan ¿cuántos triángulos ves en esta imagen?
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