Los años setenta son fechas extrañas en lo que a producción cinematográfica se refiere. Mientras que el sueño de mayo del 68 y de junio del 69 se van desvaneciendo quedan rastros de la contestación -tanto o más extrema- que comenzó en la década anterior, a la vez que se anuncia el puritanismo, el sentido ramplón del espectáculo y el conservadurismo de la era Reagan.
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