El Estado es el principal agente represor, pero cada vez está más acompañado de corporaciones u otras entidades. Las herramientas son varias: desde la estigmatización y la detención a los litigios estratégicos con el único objetivo de difamar, la burorrepresión, las amenazas, agresiones o incluso asesinatos. Y el patrón se repite: tras la estigmatización y la construcción del enemigo llega la persecución y la vía judicial o la eliminación. “Los patrones se repiten en América Latina y en Europa, desde la estigmatización hasta la judicialización"
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