De noche y a poder ser con mala mar, un gran buque de carga deja tras de sí un hilo gigante de una materia maloliente y pegajosa. Se llama sentina y es una mezcla de residuos líquidos que contiene agua, aceite y petróleo. Muchos ni siquiera saben de su existencia, pero es uno de los principales contaminantes de nuestros mares. Verterlo al mar es ilegal si no se ha tratado debidamente, pero decenas de barcos pesqueros y de mercancías siguen derramando a diario este residuo considerado un problema “tremendamente mayor” que los microplásticos.

El agua de la sentina era un líquido peligroso que, si no se evacuaba regularmente, se convertía en un peligro de muerte para la tripulación.

Una mujer de unos 50 años ha fallecido y otras dos más han resultado heridas, una de ellas de carácter critico, al caer a la sentina de un barco que se encontraba atracado en el muelle de Puerto Rico, en el municipio grancanario de Mogán, según informó un portavoz del 112 Canarias.

Los vertidos procedentes de buques que navegan en mar abierto frente a las costas gallegas van a menos, según los datos de Salvamento Marítimo referidos a este año, pues de 24 casos contabilizados hasta ayer, sólo tres se produjeron en alta mar, en el dispositivo de separación de tráfico (DST) delimitado para los buques que navegan frente al litoral de Galicia. El jefe del Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo de Fisterra y responsable del operativo gallego, valora este hecho, teniendo en cuenta que además ahora hay más medios.