El cristalino del ojo guarda la clave para un nuevo método de identificación de cadáveres. Un feto emplea el dióxido de carbono atmosférico del torrente sanguíneo de su madre para fabricar con él sus cristalinos, y como esta parte del ojo nunca se remplaza a lo largo de la vida, los cristalinos retinen su porcentaje original de isótopos de carbono C-12 y C-14. De modo que comparando los isótopos presentes en el cristalino del ojo, y comparándolos con los registros históricos de los porcentajes atmosféricos de C-12 y C-14, los científicos..