El verano es arena y un vaso con hielos, o no es. El verano es (debe ser) terraceo y un libro gastado. Revistas de moda, camisetas de algodón (blancas, por Dios), botellas de agua congelada, dedos fríos y sal en la nuca. Al verano (para qué engañarnos) sólo se le puede llamar verano en una hamaca, en una terraza, en un chiringo.