El caso de Rimsha Masih, la cristiana menor de edad absuelta recientemente por el Tribunal Supremo en Islamabad, ha tenido un final feliz. Sin embargo, en Pakistán hay muchos otros casos de supuesta blasfemia en los que víctimas inocentes sufren en prisión y están sometidos a un largo calvario legal. La ley sobre la blasfemia consta de dos artículos del Código Penal pakistaní, el 295b y 295c, que castigan con cadena perpetua o la pena de muerte, el desprecio del Corán o del Profeta Mahoma.