La ciudad belga es el símbolo de las instituciones comunitarias, pero también la mayor residencia de grupos económicos de presión que luchan porque la convergencia europea “siga sus intereses”. “En la actualidad, se contabilizan más de 15.000 lobbistas, que influyen de forma significativa en la toma de decisiones de la UE, la gran mayoría de las cuales están al servicio de los intereses de las grandes empresas”, según la organización ALTER-EU, una alianza para la transparencia y regulación ética de los lobbies.