El PP sabe que tiene instalada una bomba en su sala de máquinas y el artefacto tiene nombre, Luis Bárcenas. Una vez que se ha sabido que el extesorero imputado en el caso Gürtel no fue despedido en el 2010, como se anunció a bombo y platillo en su momento, sino que siguió en nómina del partido a razón de 225.000 euros al año a cambio de nada, al menos de nada conocido, los populares aguardan con el corazón encogido el próximo paso del encargado de sus finanzas durante más de dos décadas.