Llevo la mitad de mi vida con Chávez en la sopa. Desde el cuatro de febrero de 1992; más de veinte años. Nuestra relación comenzó el martes aquel del Golpe de Estado, en una época en la que la televisión era nuestro Twitter. Millones de venezolanos mirábamos a estos militares chiflados en vivo y en directo por la televisión. Fue un día bastante familiar, de esos donde los padres, los hermanos y los primos éramos atraídos por la única pantalla del hogar, el viejo altar de cinco canales que mantenía unida a la sociedad. En esa época —antes de...