En esta secuencia de imágenes se puede ver como cada día los niños que van al hospital, para su tratamiento de cáncer, ponen en una ventana de cristal sus nombres escrito en grande, para que los obreros que están levantando un edificio enfrente suyo los vean, y los escriban en cada viga que ponen.Es uno de los pocos entretenimientos de estos pobres chavales, que se quedan apretando sus narices contra el cristal.Todo el mundo se fija en que los niños se quedan mirando y sonriendo, y por eso continúan realizando este ritual en su honor.