Al darse cuenta que el conductor había sufrido un desmayo, Borja, sentado justo detrás de él, se lanza a coger el volante para controlar el vehículo que va rozando la mediana, ya que circulaba por la izquierda, a la vez que se escucha un fuerte griterío del pasaje, unas 60 personas. El joven, una vez que consigue asir el volante, busca desesperadamente el botón del freno y lo pulsa, ocasionando un parón brusco, pero sin más consecuencias. Borja nos cuenta que la guagua se desplazó más de 500 metros asta que se detuvo.