Decir hoy día que una comedia es familiar es prácticamente un menosprecio. Debido a algunas malas prácticas, uno tiende a pensar que es la típica serie que, por intentar contentar al mayor espectro de público posible, está condenada a tener tramas poco trascendentes, a incorporar en su reparto a un anciano entrañable, uno o varios niños con la capacidad interpretativa de una caja de zapatos y a un personaje principal ñoño y plano que no hiere sensibilidades pero que uno acaba aborreciendo antes del primer corte publicitario. Afortunadamente, Fr