Uno de los libros que mayor popularidad está cosechando en los últimos meses es “La Economía del Bien Común”, de Christian Felber. Su marketing se ha visto impulsado por dos elementos: uno, su título buenista (¿quién puede oponerse a algo que se denomina “la Economía del Bien Común”?); dos, que propone una “regeneración económica” de un sistema que, en efecto, tiene enormes defectos. Sucede, sin embargo, que el infierno está empedrado de buenas intenciones. Buscando hacer el bien podemos, en ocasiones, causar un mal mucho mayor.