Los incendios generan flujos de calor sobre los elementos estructurales de un edificio como son las vigas, pilares y forjados. Estos flujos de calor se traducen en incrementos de temperatura que reducen su resistencia y aumentan su deformabilidad. Además, al aumentar su temperatura, los elementos estructurales tienden a expandirse, es decir, a aumentar su longitud. Si esta expansión está coartada, aparecen esfuerzos adicionales en la estructura.