Sería bueno recordar la trágica experiencia de Alemania 1921-1923. Saber cómo se vivió allí, cuánto se derrumbó, cómo se salió del desastre, puede ser un imprescindible espejo. En 1921, la serpiente quebró la frágil cáscara: en enero de 1923 se necesitaban 10.000 marcos, para comprar un dólar. En febrero, 30 mil. En julio, 100 mil. En agosto, 1 millón. En octubre, 10 millones. A fin de ese año —cuando una caja de fósforos costaba 6 millones—, 100. "Los bancos abrían a las ocho de la mañana —recuerda, en París, un sobreviviente del caos— ...