Aunque este asunto de venerar pedazos de muertos (y pasearlos por ahí) parece algo macabro y sobre todo fuera de lugar en una religión que enseña que el cuerpo no es nada sin el alma. Pero al menos al cadáver del Rey del Pop Michael Jackson lo enterraremos a los pocos días. No hay planes, creo y espero, para desenterrarlo y mirar si alguna de sus partes está todavía fresca, y en tal caso cortarla, ponerla en un frasco o una caja de madera, y hacerla desfilar solemnemente por estadios y salas de conciertos.