La majestuosa embarcación de 60,20 metros de eslora había sido bautizada como Yogi hacía apenas unos meses. Desde el pasado viernes, el superyate reposa en el fondo del mar, a unas 20 millas de la isla griega de Skyros, mientras su tripulación aún se recupera de un espectacular rescate. El Yogi había zarpado a finales de la semana pasada de Turquía, donde había sido sometido a un rutinario lavado de cara en las instalaciones del astillero que en 2011 lo creó, el Proteksan Turquoise.