Podría ser un cuento de Borges o mejor aún de Adolfo Bioy Casares. Pero sucedió de verdad. Anoche me mataron. Bueno, dicho así suena un poco extremo. Pero fue eso lo que pasó. En la Gala de los Goya, en ese apartado siempre tan poco televisivo y mortuorio, donde la platea no sabe si aplaudir o quedarse callada, en la que desfilan muertos del cine que nadie conoce (¿serán ellos de verdad?), me mataron. Estaba viendo la gala tranquilamente, cuando apareció mi foto y el nombre de Beatrice Sartori. Me quedé helada. ¿Cómo? ¿Me había muerto y no lo s