Unos 30.000 de los 300.000 habitantes de esta etnia, con lengua, religión y costumbres propias, perecieron en el seísmo del 12 de mayo, que afectó a prácticamente todos los valles en los que los Qiang viven en vecindad con los tibetanos desde hace milenios (áreas de Wenchuan, Beichuan, Maoxian, Lixian y Aba); ahora, este pueblo de 3.000 años de historia intenta recobrarse de la tragedia, que destruyó sus castillos de piedra y puso el futuro de su cultura en peligro.