Esquivo de puntillas a la gente, prudente en mi caminar, para no tocaros... ni siquiera rozaros. Mirando mis pies, camino, cercano horizonte y lejano destino, al que cada paso me lleva si saber, si acaso será ese el último y ninguno más. Evito miradas.... gestos que me puedan desarreglar, de maniquíes somnolientos, muertos de aburrimiento, amortajados en sus disfraces de perfecta sociedad.