La palabra telegrafía evoca imágenes de operadores manipulando pulsadores de baquelita, de señales Morse y líneas eléctricas cortando el paisaje. Sin embargo, las primeras redes operativas de telegrafía en España –o, de hecho, de cualquier otro país- fueron de naturaleza muy distinta. A comienzos del siglo XIX comenzaron a desplegarse las primeras redes de telégrafos ópticos, que consistían sencillamente en torres con distintos elementos visuales tales como semáforos, discos, paneles obturadores.